Hoy cumpliría años Jorge Guinzburg: un legado de risas

Hay una generación de artistas argentinos que dejaron una impronta tan profunda en el inconsciente colectivo que se transformaron en intergeneracionales, y uno de los más importantes Jorge Guinzburg, el petiso que se abrió paso en la TV desde el barrio porteño de Flores. Hoy cumpliría 72 años.

Pero antes de verse en la pantalla, trabajó en un hospital y conoció la calle como taxista mientras apostaba por el profesorado de Arte dramático. Si bien a los 22 años ya había conseguido trabajo como libretista en Radio Rivadavia, no fue hasta un año después que logró infiltrarse en la revista Satiricón, emblema gráfico del humor nacional de la época.

El staff quedó encantado con la introducción del nuevo compañero. Jorge siempre destiló ese encanto que bailaba entre el humor y el cinismo, algo que para el país que usa el "Cambalache" de Discépolo casi como himno es imprescindible.

Antes de estar en el centro de las luces, escribió libretos para Tato Bores y publicó la inmortal tira de Diógenes y el Linyera del diario Clarín. Y es así como la televisión le abrió las puertas: su programa "La noticia Rebelde" pisó fuerte en términos de periodismo "humorístico". Desde entonces, las mesas redondas de sus programas Peor es nada, Ilustres y desconocidos, y La Biblia y el calefón dejaron un legado irrepetible de marca registrada Guinzburg.

"Me río de mí mismo porque la vida me dio razones sobradas para ello"