Se estrenó Hawkeye, la última serie del año de Marvel en Disney+

La serie está dirigida por Bert & Bertie, y Rhys Thomas. Se sitúa temporalmente dos años después de Avengers: End Game y está inspirada en la serie de comics Hawkeye, escrita por Matt Fraction.
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Malditos Nerds: todos los detalles de “Cowboy Bebop”, el clásico del animé que llegó a Netflix

En este capítulo de Malditos Nerds, Rippy Rizza, Guillo Leoz y Yes Roth nos traen la historia de los cazarrecompensas intergalácticos más queridos del animé. También nos cuentan qué les pareció la adaptación live-action que llega mañana a Netflix.
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Los cómics se adaptan a la moda de los NFT

Rippy Rizza y Guillo Leoz hablaron en “Cuentos de la Crypto” sobre, Oddkey, una nueva plataforma lanzada por el historietista Todd McFarlane y el músico Steve Aoki para convertir los números de cómics en NFT.
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Oesterheld: "El Eternauta", un ícono político

El guionista y escritor Héctor Oesterheld nació el 23 de julio de 1919 en Buenos Aires, y fue el creador de El Eternauta, su obra cumbre, considerada uno de los emblemas más poderosos de la narrativa argentina en la segunda mitad del siglo XX. La historia de Juan Salvo -un viajero en el tiempo- y su protagonismo en la resistencia humana frente a una invasión extraterrestre a Buenos Aires, con notables ilustraciones de Solano López, trascendió los límites del cómic. Es un mito cultural con implicaciones sociales y políticas que atraviesa la historia argentina contemporánea: la idea de un hombre convertido en “héroe colectivo” y enfrentado a una maquinaria bélica terrorífica es la fuerza motora de un relato fascinante que mantiene su vigencia y atrae siempre a nuevas generaciones de lectores.

La agitación política de fines de los años '60 y sobre todo, la radicalización del movimiento nacional y popular de principios de los '70 -con el regreso de Perón como hito fundacional-, cambiaron el rumbo de la vida y obra de Oesterheld. En ese contexto, publicó por ejemplo 450 años de guerra contra el imperialismo junto a Leopoldo Durañona, uno de los discípulos de Breccia, a modo de serie gráfica en el periódico de la izquierda peronista El Descamisado. Su activa militancia en Montoneros además, lo había conducido a la clandestinidad: en ese estado escribió El Eternauta II. Ya no era el escritor que imaginaba aventuras, sino el que las vivía en carne propia. 

La trama de esta segunda historia retoma el final de la primera, con Germán -él, en primera persona- encontrándose de nuevo con Juan Salvo, su mujer y su hija, y todos viajando súbitamente a un futuro en el que Argentina había sido arrasada por los extraterrestres. Algunos grupos muy reducidos de humanos subsisten en una nueva edad de piedra. El Eternauta, junto con Germán, intentará ayudarles a luchar contra los extraterrestres, gracias a nuevos superpoderes. La serie fue publicada por entregas en la revista Skorpio, durante 1976 y 1977, en un formato vertical. Desde la clandestinidad, Oesterheld entregaba los guiones en la editorial mediante terceras personas, o pasándose él mismo de incógnito, a horas intempestivas

Secuestro y desaparición bajo la dictadura

En los peores momentos de la represión, Oesterheld fue secuestrado por un grupo paramilitar de tareas, el 27 de abril de 1977, presumiblemente en La Plata. Poco después, fue visto en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Allí lo reconoció Juan Carlos Scarpatti, uno de los sobrevivientes de ese campo de concentración y exterminio que relató el encuentro en el documental H.G.O.: “Estaba muy golpeado y angustiado. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que le habían mostrado las fotos de las hijas muertas”.

Oesterheld pasó también por el Sheraton, un centro clandestino que funcionaba en el interior de una comisaría de Villa Insuperable donde los militares habían llevado a varios intelectuales y artistas. Luego fue trasladado a El Vesubio, otro de los epicentros del horror, y después de eso ya no se supo de él. Desde ese momento continúa desaparecido, aunque como su personaje continúa vivo como viajero de la eternidad.

 

El guionista y escritor Héctor Oesterheld nació el 23 de julio de 1919 en Buenos Aires, y fue el creador de El Eternauta, su obra cumbre, considerada uno de los emblemas más poderosos de la narrativa argentina en la segunda mitad del siglo XX. La historia de Juan Salvo -un viajero en el tiempo- y su protagonismo en la resistencia humana frente a una invasión extraterrestre a Buenos Aires, con notables ilustraciones de Solano López, trascendió los límites del cómic. Es un mito cultural con implicaciones sociales y políticas que atraviesa la historia argentina contemporánea: la idea de un hombre convertido en “héroe colectivo” y enfrentado a una maquinaria bélica terrorífica es la fuerza motora de un relato fascinante que mantiene su vigencia y atrae siempre a nuevas generaciones de lectores.

La agitación política de fines de los años '60 y sobre todo, la radicalización del movimiento nacional y popular de principios de los '70 -con el regreso de Perón como hito fundacional-, cambiaron el rumbo de la vida y obra de Oesterheld. En ese contexto, publicó por ejemplo 450 años de guerra contra el imperialismo junto a Leopoldo Durañona, uno de los discípulos de Breccia, a modo de serie gráfica en el periódico de la izquierda peronista El Descamisado. Su activa militancia en Montoneros además, lo había conducido a la clandestinidad: en ese estado escribió El Eternauta II. Ya no era el escritor que imaginaba aventuras, sino el que las vivía en carne propia. 

La trama de esta segunda historia retoma el final de la primera, con Germán -él, en primera persona- encontrándose de nuevo con Juan Salvo, su mujer y su hija, y todos viajando súbitamente a un futuro en el que Argentina había sido arrasada por los extraterrestres. Algunos grupos muy reducidos de humanos subsisten en una nueva edad de piedra. El Eternauta, junto con Germán, intentará ayudarles a luchar contra los extraterrestres, gracias a nuevos superpoderes. La serie fue publicada por entregas en la revista Skorpio, durante 1976 y 1977, en un formato vertical. Desde la clandestinidad, Oesterheld entregaba los guiones en la editorial mediante terceras personas, o pasándose él mismo de incógnito, a horas intempestivas

Secuestro y desaparición bajo la dictadura

En los peores momentos de la represión, Oesterheld fue secuestrado por un grupo paramilitar de tareas, el 27 de abril de 1977, presumiblemente en La Plata. Poco después, fue visto en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Allí lo reconoció Juan Carlos Scarpatti, uno de los sobrevivientes de ese campo de concentración y exterminio que relató el encuentro en el documental H.G.O.: “Estaba muy golpeado y angustiado. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que le habían mostrado las fotos de las hijas muertas”.

Oesterheld pasó también por el Sheraton, un centro clandestino que funcionaba en el interior de una comisaría de Villa Insuperable donde los militares habían llevado a varios intelectuales y artistas. Luego fue trasladado a El Vesubio, otro de los epicentros del horror, y después de eso ya no se supo de él. Desde ese momento continúa desaparecido, aunque como su personaje continúa vivo como viajero de la eternidad.

 

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Quino, el dibujante que protestó con la voz de Mafalda

Quino, así se llamaba para todos Joaquín Salvador Lavado Tejón, el dibujante hijo de españoles que nació el 17 de julio de 1932. Desde muy joven sabía que lo suyo estaba en el dibujo, que su personalidad estaba encauzada por lo que podía hacer con el lápiz y que mucho de lo que el mundo necesitaba exteriorizar requería de de un código secreto disfrazado de tira cómica.

Fue la sutileza de los comentarios de su Mafalda la que traspasó los límites de la censura de una época marcada por la dictadura. Chiquita, inocente, mujer: ¿cuál podría haber sido su mensaje? Y si bien en España las recopilaciones si llevaron una faja que indicaba que era una "tira cómica para adultos", muchos censores no entendían la ironía de la niña que hablaba de lo poco que le gustaba la sopa como de lo retorcido de las condiciones políticas mundiales.

El genio y la admiración de sus colegas

Para la dibujante colombiana Adriana Mosquera, creadora de Magola y ganadora del Gran Premio Diógenes en Argentina, gracias a sus personajes interiorizó que "las niñas tenían derecho a protestar, tener voz propia y querer cambiar el mundo".

“Yo no sa­bía que Quino era hom­bre, yo creí que Ma­fal­da la ha­cía una mu­jer. Dice tan­tas co­sas que son de ac­tua­li­dad, hu­ma­ni­dad, eco­lo­gía, pla­ne­ta, de po­lí­ti­ca y lo dice una niña y eso para mí era sor­pren­den­te. Yo es­ta­ba acos­tum­bra­da a ver que todo lo ha­cía hom­bres, su­per­hé­roes y lue­go sale Ma­fal­da con una fuer­za de­mo­le­do­ra”, ex­pre­só la artista.

Parte de esa sensibilidad venía como sello registrado de la personalidad del dibujante, quién siempre se mostró humilde y receptivo. Según sus colegas, en su tiempo libre se dedicaba a contestar todas las cartas de sus lectores, inclusive años después que dejara de dibujar a Mafalda. Uno de sus compañeros de editorial recuerda que cuando le llegó una carta de una muchacha adolescente, muy preocupada porque no se dibujaba más Mafalda, Quino respondió: "mientras tenga lectoras como vos, Mafalda no desaparecerá. La dibujé durante 10 años, imaginate a vos misma desde tus 3 años hasta ahora haciendo la misma cosa ¿hubieras sido capaz? Lo dudo. Vivir es ir cambiando...además la vida nos cambia queramos o no".

Mafalda está incluido en la cultura pop nacional que logró atravesar los límites del territorio: en la estación Argentine del metro de París hay un mural dedicado a las figuras nacionales siendo observadas por la niña, sus tiras cómicas fueron traducidas en 30 idiomas, incluyendo al chino y al finlandés. Quino rechazó varios doctorados honoris causa alrededor del mundo en vida, ya que para él su tiempo estaba dedicado a dibujar.  Su filosofía se cristalizó en una entrevista del diario español El País, donde apenas años antes de su fallecimiento se le preguntó: "Quino, ¿Pensaba usted que tantos años después se iba a seguir dedicando al dibujo?"

"Sí, bueno no esperaba vivir tanto. Pero sí sí, como nunca hice otra cosa, ni sé hacerlo, bueno sí: ir al cine, beber buen vino y escuchar música. Pero nunca pensé en otra cosa que en dibujar", respondió.

 

 

Quino, así se llamaba para todos Joaquín Salvador Lavado Tejón, el dibujante hijo de españoles que nació el 17 de julio de 1932. Desde muy joven sabía que lo suyo estaba en el dibujo, que su personalidad estaba encauzada por lo que podía hacer con el lápiz y que mucho de lo que el mundo necesitaba exteriorizar requería de de un código secreto disfrazado de tira cómica.

Fue la sutileza de los comentarios de su Mafalda la que traspasó los límites de la censura de una época marcada por la dictadura. Chiquita, inocente, mujer: ¿cuál podría haber sido su mensaje? Y si bien en España las recopilaciones si llevaron una faja que indicaba que era una "tira cómica para adultos", muchos censores no entendían la ironía de la niña que hablaba de lo poco que le gustaba la sopa como de lo retorcido de las condiciones políticas mundiales.

El genio y la admiración de sus colegas

Para la dibujante colombiana Adriana Mosquera, creadora de Magola y ganadora del Gran Premio Diógenes en Argentina, gracias a sus personajes interiorizó que "las niñas tenían derecho a protestar, tener voz propia y querer cambiar el mundo".

“Yo no sa­bía que Quino era hom­bre, yo creí que Ma­fal­da la ha­cía una mu­jer. Dice tan­tas co­sas que son de ac­tua­li­dad, hu­ma­ni­dad, eco­lo­gía, pla­ne­ta, de po­lí­ti­ca y lo dice una niña y eso para mí era sor­pren­den­te. Yo es­ta­ba acos­tum­bra­da a ver que todo lo ha­cía hom­bres, su­per­hé­roes y lue­go sale Ma­fal­da con una fuer­za de­mo­le­do­ra”, ex­pre­só la artista.

Parte de esa sensibilidad venía como sello registrado de la personalidad del dibujante, quién siempre se mostró humilde y receptivo. Según sus colegas, en su tiempo libre se dedicaba a contestar todas las cartas de sus lectores, inclusive años después que dejara de dibujar a Mafalda. Uno de sus compañeros de editorial recuerda que cuando le llegó una carta de una muchacha adolescente, muy preocupada porque no se dibujaba más Mafalda, Quino respondió: "mientras tenga lectoras como vos, Mafalda no desaparecerá. La dibujé durante 10 años, imaginate a vos misma desde tus 3 años hasta ahora haciendo la misma cosa ¿hubieras sido capaz? Lo dudo. Vivir es ir cambiando...además la vida nos cambia queramos o no".

Mafalda está incluido en la cultura pop nacional que logró atravesar los límites del territorio: en la estación Argentine del metro de París hay un mural dedicado a las figuras nacionales siendo observadas por la niña, sus tiras cómicas fueron traducidas en 30 idiomas, incluyendo al chino y al finlandés. Quino rechazó varios doctorados honoris causa alrededor del mundo en vida, ya que para él su tiempo estaba dedicado a dibujar.  Su filosofía se cristalizó en una entrevista del diario español El País, donde apenas años antes de su fallecimiento se le preguntó: "Quino, ¿Pensaba usted que tantos años después se iba a seguir dedicando al dibujo?"

"Sí, bueno no esperaba vivir tanto. Pero sí sí, como nunca hice otra cosa, ni sé hacerlo, bueno sí: ir al cine, beber buen vino y escuchar música. Pero nunca pensé en otra cosa que en dibujar", respondió.

 

 

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Héctor Oesterheld y "El Eternauta", mucho más que una simple historieta

De padre alemán y madre con ascendencia española, Héctor Germán Oesterheld nació el 23 de julio de 1919, en Buenos Aires. Fue emboscado y secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura cívico-militar el 27 de abril de 1977 en La Plata. Permanece desaparecido, igual que sus cuatro hijas —Estela (25), Diana (24), Beatriz (19) y Marina (18); dos de ellas, embarazadas— y tres de sus yernos. Trágico destino familiar, parte de una historia de violencia y persecución política que enluta a la nación.

Oesterheld uno de los grandes apellidos de la literatura argentina en el siglo XX. Su máxima creación, como escritor y guionista, es “El Eternauta”, obra maestra de la historieta mundial. Realizada junto al dibujante Francisco Solano López, cuenta la historia del viajero de la eternidad Juan Salvo, quien se materializa frente a un historietista para contarle sus vivencias de la resistencia ante una invasión extraterrestre a la ciudad de Buenos Aires.

Su aparición con “El Eternauta” marcó un antes y un después en la historia del cómic. Hasta ese momento, la historieta era vista y producida como un medio de comunicación de consumo masivo con algunos recursos narrativos estándares, propios del cine de Hollywood, los folletines o las radionovelas. La figura del guionista no existía como tal y mucho menos, un desarrollo narrativo-literario que potenciaba el peso específico de la historia por contar. Esa fue su mayor contribución. Con el paso del tiempo, “El Eternauta” se convirtió en mucho más que una historieta. Es afiche, remera, graffiti, canción, bandera de militancia y hasta texto escolar de lectura recomendada en el nivel secundario. Es, sobre todo, emblema de una cultura nacional y popular. 





 

De padre alemán y madre con ascendencia española, Héctor Germán Oesterheld nació el 23 de julio de 1919, en Buenos Aires. Fue emboscado y secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura cívico-militar el 27 de abril de 1977 en La Plata. Permanece desaparecido, igual que sus cuatro hijas —Estela (25), Diana (24), Beatriz (19) y Marina (18); dos de ellas, embarazadas— y tres de sus yernos. Trágico destino familiar, parte de una historia de violencia y persecución política que enluta a la nación.

Oesterheld uno de los grandes apellidos de la literatura argentina en el siglo XX. Su máxima creación, como escritor y guionista, es “El Eternauta”, obra maestra de la historieta mundial. Realizada junto al dibujante Francisco Solano López, cuenta la historia del viajero de la eternidad Juan Salvo, quien se materializa frente a un historietista para contarle sus vivencias de la resistencia ante una invasión extraterrestre a la ciudad de Buenos Aires.

Su aparición con “El Eternauta” marcó un antes y un después en la historia del cómic. Hasta ese momento, la historieta era vista y producida como un medio de comunicación de consumo masivo con algunos recursos narrativos estándares, propios del cine de Hollywood, los folletines o las radionovelas. La figura del guionista no existía como tal y mucho menos, un desarrollo narrativo-literario que potenciaba el peso específico de la historia por contar. Esa fue su mayor contribución. Con el paso del tiempo, “El Eternauta” se convirtió en mucho más que una historieta. Es afiche, remera, graffiti, canción, bandera de militancia y hasta texto escolar de lectura recomendada en el nivel secundario. Es, sobre todo, emblema de una cultura nacional y popular. 





 

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Marvel Cómics presenta al primer Capitán América homosexual

En el nuevo cómic "Estados Unidos de Capitán América", alguien roba el famoso escudo del personaje, lo que implica que el protagonista Steve Rogers viaje por todo el país para encontrarlo. Durante su aventura, encontrará que hay más de un Capitán América y que todos tienen un perfil justiciero distinto: en este contexto, conoce a Aaron Fischer, una versión de Capitán América que además es activista de los derechos LGTBQ+.

Mientras Disney se ocupa de expandir el universo cinematográfico de Marvel, la editorial de cómics no se queda atrás y comienza a dar pasos más acertados en tanto la diversidad de sus personajes.

"Como persona transgénero, estoy feliz de poder presentar a una persona abiertamente gay que admira al Capitán América y que pelea contra la maldad para ayudar a aquellos que son casi invisibles en la sociedad. Mientras lo dibujaba, pensé que si bien el Cap pelea contra super villanos y salva el mundo casi siempre... Aaron acompañará a aquellos que caminan solos en la calle con los problemas que los atormentan día a día", declaró Jan Bazaldua, artista de la serie limitada. 

"Él representa a los oprimidos y a los olvidados. Espero que su debut en la historia resuene con los lectores y ayude a inspirar la siguiente generación de héroes", escribió el guionista Joshua Trujillo.

En el nuevo cómic "Estados Unidos de Capitán América", alguien roba el famoso escudo del personaje, lo que implica que el protagonista Steve Rogers viaje por todo el país para encontrarlo. Durante su aventura, encontrará que hay más de un Capitán América y que todos tienen un perfil justiciero distinto: en este contexto, conoce a Aaron Fischer, una versión de Capitán América que además es activista de los derechos LGTBQ+.

Mientras Disney se ocupa de expandir el universo cinematográfico de Marvel, la editorial de cómics no se queda atrás y comienza a dar pasos más acertados en tanto la diversidad de sus personajes.

"Como persona transgénero, estoy feliz de poder presentar a una persona abiertamente gay que admira al Capitán América y que pelea contra la maldad para ayudar a aquellos que son casi invisibles en la sociedad. Mientras lo dibujaba, pensé que si bien el Cap pelea contra super villanos y salva el mundo casi siempre... Aaron acompañará a aquellos que caminan solos en la calle con los problemas que los atormentan día a día", declaró Jan Bazaldua, artista de la serie limitada. 

"Él representa a los oprimidos y a los olvidados. Espero que su debut en la historia resuene con los lectores y ayude a inspirar la siguiente generación de héroes", escribió el guionista Joshua Trujillo.

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Dos años de la muerte de Stan Lee: arquitecto del cómic moderno

Stan Lee es reconocido como el arquitecto de la escritura y marketing de los cómics modernos. Gracias a su trabajo, la cultura pop tiene grabado en su ADN a los superhéroes Marvel.

Lee había sido entrenado a la vieja escuela: en un principio escribía historias centradas en el misterio, el horror y los cowboys. Luego de casi 22 años dibujando y publicando historias con un éxito moderado, el artista decidió que era suficiente y pensó en retirarse para siempre del mundo del comic. Fue su esposa, Joan Lee, quien lo convenció que comenzara a dibujar lo que siempre adoró: los superhéroes.

Al poco tiempo, Jack Kirby y él crearon a los Cuatro Fantásticos, una serie que mostraba humanos con poderes sobrenaturales que intentaban convivir con una rutina diaria muy humana. Desde entonces, Stan Lee encontró que representar personas increíbles enredadas en la vida cotidiana era lo que lo llevaría al éxito. Esto marcó la impronta marvelita y ayudó a fundar lo que hoy se conoce como la época dorada del cómic.

En 2018, a sus 95 años, fue denunciado por acoso sexual por las enfermeras que lo cuidaban. Alegaron que les pedía que le practiquen sexo oral en la ducha o en la habitación.

 

 

 

Stan Lee es reconocido como el arquitecto de la escritura y marketing de los cómics modernos. Gracias a su trabajo, la cultura pop tiene grabado en su ADN a los superhéroes Marvel.

Lee había sido entrenado a la vieja escuela: en un principio escribía historias centradas en el misterio, el horror y los cowboys. Luego de casi 22 años dibujando y publicando historias con un éxito moderado, el artista decidió que era suficiente y pensó en retirarse para siempre del mundo del comic. Fue su esposa, Joan Lee, quien lo convenció que comenzara a dibujar lo que siempre adoró: los superhéroes.

Al poco tiempo, Jack Kirby y él crearon a los Cuatro Fantásticos, una serie que mostraba humanos con poderes sobrenaturales que intentaban convivir con una rutina diaria muy humana. Desde entonces, Stan Lee encontró que representar personas increíbles enredadas en la vida cotidiana era lo que lo llevaría al éxito. Esto marcó la impronta marvelita y ayudó a fundar lo que hoy se conoce como la época dorada del cómic.

En 2018, a sus 95 años, fue denunciado por acoso sexual por las enfermeras que lo cuidaban. Alegaron que les pedía que le practiquen sexo oral en la ducha o en la habitación.

 

 

 

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