Las historias ocultas del Congreso de la Nación: 7 datos curiosos

¿Quién fue el "diputrucho"? Las anécdotas que marcaron al recinto y a quienes lo componen.

El actual Congreso de la Nación pasó por miles de sucesos anecdóticos que lo convierten en una de las instituciones que no solo es representativa por su función, sino por sus tribulaciones históricas.

El palacio quedó oficialmente concluido en 1946 cuando se colocó el revestimiento de mármol del exterior. Sin embargo, el edificio ya estaba en marcha 40 años antes, ya que se había decidido que las Cámaras podían funcionar inclusive en recintos sin asientos ni facilidades. ¿Qué otras historias marcan al Congreso?

La historia en una araña

La araña que cuelga desde el centro de la cúpula del Salón Azul del Congreso impacta por su belleza y proporciones, pero además representa los hitos de la historia argentina a través de múltiples figuras simbólicas.

En su centro, las cinco lámparas tienen forma de atados de trigo y cañas de azúcar, en representación de la agricultura, principal fuente de riqueza de la nación en la época de la construcción del palacio. En el aro principal, ocho relieves que se complementan con quince figuras femeninas que representan a la República y las provincias (que formaban parte del país en su momento) y muestran al Cabildo Abierto, la Primera Junta de Gobierno, la Batalla de Suipacha y la Jura de la Bandera.

¿Qué es el “Salón de los Pasos Perdidos”?

Este salón es un recinto grande que precede el conjunto de Cámaras y existen muchas historias que justifican su nombre: la más popular es la que describe cómo una alfombra que cubría ese sector apagaba las pisadas de los legisladores que se movilizaban allí y producía un efecto de insonorización.

Un voto a viva voz

Antes de la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912, que establecía el sufragio universal (masculino), secreto y obligatorio, las elecciones se llevaban de una manera que propiciaba el fraude. El método utilizado antes de esta ley se llamaba “voto cantado”, una modalidad que obligaba a los votantes voluntarios a revelar su elección y muchas veces ser víctimas de diversas formas de coerción para cambiar su decisión.

Un impostor en Diputados

En marzo de 1992, Juan Kenan, asesor del legislador Juan Manuel Samid, ingresó al hemiciclo y se sentó en la banca que solía usar el diputado Miguel Marcoli. De esta manera dio quórum y permaneció en la sala hasta que los periodistas advirtieron su presencia.

Una vez descubierto, el hombre salió rápidamente del recinto y declaró que se había ubicado en la banca por problemas de hipertensión y que “se sentía mal”. Este episodio se conoce popularmente como el hallazgo del “diputrucho”.

Un matón a sueldo

Antes de jurar como senador en 1935, el santafesino Enzo Bordabehere fue asesinado a balazos en medio de una sesión donde Lisandro De La Torre denunció sobornos en la exportación de carne hacia Reino Unido. El autor de los disparos fue Ramón Valdés Cora, un excomisario al que la prensa rotuló como “un matón a sueldo”.

La película Asesinato en el Senado de la Nación está inspirada en estos hechos.

La primera legisladora

En 1934, Emar Acosta fue la primera mujer en ser elegida como diputada en el país y también la primera en Latinoamérica. La riojana (radicada en San Juan), se distinguió por su lucha por la defensa de los derechos de la mujer y por su gran carrera como abogada y jueza. En su honor, uno de los salones auditorios del Senado de la Nación lleva su nombre.

Los famosos taquígrafos parlamentarios

La taquigrafía parlamentaria es un sistema de registro del lenguaje oral que sirve para producir una crónica de todos los argumentos de los participantes de las sesiones del Congreso. Estos registros son luego volcados a los llamados “Diarios de Sesiones”. Un taquígrafo puede escribir entre 140 y 150 palabras por minuto, es decir unas 2 palabras por segundo. José Hernández, autor del Martín Fierro, fue una de las tantas personas que honró esta profesión.