¿Por qué no existe una producción mundial de vacunas?

La pandemia despertó una pregunta: ¿Por qué se tarda tanto en producir vacunas? Pero la respuesta es fácil: las farmaceúticas no quieren liberar las patentes.

A pesar de que hace 65 años Jonas Salk terminó la pandemia de la poliomelitis con la decisión de no registrar su vacuna, los países productores −que coinciden en un alto nivel económico− temen que la publicación de su propiedad intelectual desincentive el proceso de investigación y el desarrollo de fármacos.

Mientras tanto, los laboratorios aprobados solo tienen una capacidad de producción de lo que sería 1/3 de la población mundial. Según los datos de la organización Medicine Law&Policy, la mayor parte de las vacunas producidas es repartida entre los países con mayor capacidad adquisitiva, como Reino Unido, Estados Unidos, Suiza y las naciones europeas. Eso se solucionaría si más compañías farmaceúticas tuviesen el permiso de fabricación de parte de las marcas.

Frente a los pedidos de entidades como la ONU y la Organización Mundial de Comercio, el Reino Unido, Suiza y Estados Unidos, entre otros países, se negaron a remover momentáneamente las patentes de sus productos. "La distribución desigual de las vacunas no solo es un ultraje moral, sino también económica y epidemiológicamente autodestructiva", sentenció Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud.