Frida Kahlo: el empresario Eduardo Costantini pagó 35 millones de dólares por el cuadro "Diego y yo"

El coleccionista y fundador del Malba, Eduardo Costantini, adquirió la pintura "Diego y yo" de Frida Kahlo en casi 35 millones de dólares. Es la obra de arte latinoamericano más cara de la historia.

El coleccionista y fundador del Malba, Eduardo Costantini, pagó 34.883.000 dólares en una subasta concretada por la firma Sotheby's de Nueva York para quedarse con "Diego y yo", de la pintora mexicana Frida Kahlo. Así se se convirtió en la más cara del arte latinoamericano y destrona a "Baile en Tehuantepec", un cuadro de su compatriota y compañero de vida Diego Rivera que en 2016 había sido adquirido también por el fundador del Malba en 15,7 millones de dólares.

La identidad del comprador fue revelada por la casa de remates en su cuenta oficial de Twitter, en la que definió a Costantini como "un coleccionista de renombre con un compromiso de larga data de apoyar el arte y los artistas latinoamericanos". El fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y empresario de desarrollos inmobiliarios -Nordelta, su emprendimiento más famoso- pujó telefónicamente para quedarse con "Diego y yo", considerado el último autorretrato de Kahlo entre los muchos que pintó en este formato: Costantini cuatriplicó el anterior máximo histórico de la propia pintora mexicana de 8 millones de dólares logrado en 2016 y con esta adquisición se convirtió en propietario de las dos obras de arte más caras de la región.

De qué se trata "Frida y yo"

La impactante obra que inmortaliza el rostro de la artista en plano cerrado y con un gesto sufriente que remata con lágrimas deslizándose sobre la piel, suma precisamente un retrato de Rivera, quien aparece incrustado en su frente con un ojo adicional. Fue pintada cinco años antes de la muerte de Kahlo y por su tamaño reducido se cree que podría ser una de los que realizó o retocó postrada en la cama, durante las largas convalecencias que la mantenían encerrada entre las paredes de la célebre Casa Azul.

Precisamente con esta obra de pequeñas dimensiones -30 centímetros de alto y 22,4 de ancho-, que ahora es récord la pintora se había convertido en la primera artista plástica latinoamericana en superar el umbral de un millón de dólares cuando se vendió por un millón 400 mil dólares en un remate realizado en 1990. Tres décadas después regresó al mercado con un valor casi 25 veces superior al de su última aparición y al mismo tiempo con el envión suficiente para desplazar doblemente a Rivera del ranking de obras mejor valoradas, que perdió el podio consolidado con "Los rivales" -vendida en 9,8 millones de dólares en mayo de 2018 por la casa Christie's- y el mencionado "Baile en Tehuantepec".

La obra subastada pertenecía al magnate inmobiliario Harry Macklowe y a su esposa Linda, una experta en arte que trabaja en el consejo de administración de la Fundación Guggenheim. Se separaron en 2016, después de 57 años de matrimonio. Un juez dictaminó que las propiedades de la pareja, con un valor aproximado de 2 mil millones de dólares, deberían dividirse por la mitad. De ahí la decisión de vender el cuadro de la pintora mexicana.