Jonathan Castillo: "Falta más empatía para entender por qué se revuelve la basura"

Jonathan Castillo tiene 33 años y desde muy chico empezó a cartonear. El Militante de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR-MTE) se crió cerca de un basural en Avellaneda, donde empezó a juntar reciclables entre los desechos. Su padre también hacía lo mismo desde los 12 años debido a la situación económica de la casa que los obligaba a salir a la calle para ganarse la vida. Castillo supo organizarse junto a otros compañeros que estaban en la misma situación que él y logró un convenio con el municipio de Avellaneda para que le cedieran una planta de reciclaje. En diálogo con IP Noticias, el reciclador contó cómo es el día a día en su trabajo, en el contexto inflacionario actual que trajo mayor pobreza. 

La vida del cartonero

"La economía no ayuda para nada y el número de compañeros en la calle trabajando es muy grande. Revuelven la basura para poder sobrevivir y atrás de eso hay todo un mundo que no es aceptado por la gente", explicó Castillo entrevistado por Melina Fleiderman para IP. "Falta más empatía. Hay que entender porqué una persona revuelve la basura y las condiciones económicas del país no garantizan ni siquiera un plato de comida por día", agregó el cartonero. Además, Castillo remarcó que los recicladores urbanos reclaman mejores condiciones para poder trabajar en la calle. "El otro día leí que hay 11 millones de pobres en nuestro país. El sector privado está pensado para 2 millones de puestos de trabajo, por eso nos damos cuenta de que no cierran los números", analizó el militante de MTE. 

La economía actual y un cambio necesario

Castillo también indicó que los sectores más humildes solicitan una vida digna, con trabajo y posibilidades de progresar. Según datos del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RNTEP), en el último semestre, la cantidad de trabajadores en tareas de recuperación, reciclado y servicios ambientales, sumó 18.918 personas. Además, hay 118.002 de trabajadores informales dentro de la actividad. A esto se sumó el encarecimiento de los alimentos en un 55,8%. "Mi viejo era cartonero, chatarrero y huesero de toda la vida. Es un estilo de vida y una forma de no tener patrón. Así lo vivo yo, pero hay mucha gente a la que no le quedó otra", resaltó Castillo. 

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