"Las 24 horas de las Malvinas": cómo fue la colecta televisiva para los soldados que nunca llegó

"Las 24 horas de las Malvinas" fue un programa emitido por la televisión pública argentina durante el conflicto del Atlántico Sur. El evento en vivo tuvo lugar el 8 de mayo de 1982, en los estudios de Argentina Televisora Color (ATC). Conducido por Lidia "Pinky" Satragno y Jorge "Cacho" Fontana, la transmisión tenía como objetivo recaudar dinero para sumarlos al Fondo Patriótico Malvinas Argentinas.

Las donaciones que se hicieron el día de la transmisión superaron el millón y medio de dólares. Este monto fue agregado a la colecta del Fondo Patriótico Argentino que continuó durante los meses de abril y junio de 1982, logrando la mayor colecta de la historia argentina, con un total de 54 millones de dólares. Sin embargo, este dinero nunca se usó para los soldados en combate, que sufrían de inanición y morían de frío. 

La mayor colecta de la historia argentina

La emisión consiguió que grandes personalidades de la cultura, el espectáculo y los deportes aportaran su donación para la guerra frente a las cámaras. Así desfilaron artistas como Susana Giménez, Libertad Lamarque, Astor Piazzolla, Norma Aleandro, Mariano Mores y Diego Maradona. Todos aportaron dinero y algún valor como joyas personales o cheques de grandes cifras.

En medio de los aplausos, la euforia y emoción de la gente, las figuras sumaron 1.628.097 dólares en donaciones. Esta cifra se destinó al Fondo Patriótico Malvinas Argentinas, que durante tres meses recibió alimentos, alhajas, tapados de piel, dinero en efectivo y todo tipo de recursos que jamás llegaron a los soldados que combatían en las islas. El dinero tampoco fue utilizado para armamento, alimentación o vestimenta de los combatientes que morían de hambre en las trincheras improvisadas del sur. 

¿Dónde fue a parar el dinero?

El destino del Fondo Patriótico nunca fue develado. Las fuentes que investigaron el caso a lo largo de los años solo pudieron asegurar que los 54 millones de dólares nunca llegaron a los solados argentinos y tampoco se usaron para la guerra. "Se decidió que los objetos sin valor comercial fueran a la basura. Las cartas, los cuadritos, las bufandas no eran vitales, tendrían Prioridad Número 100. Despachar un Hércules para llevar esas cositas no valía la pena, no justificaba el costo de la operación", explicó el Vicecomodoro Rogani, uno de los encargados de realizar la colecta. Los lingotes de oro que se habían mandado a fundir de todas las joyas recolectadas, nunca tuvieron destino cierto y ningún funcionario fue imputado por este delito.